«El baile es inherente al ser humano y tiene un carácter ritual ancestral.
Hoy, son ceremonias mágicas gracias al sacrificio de artistas que ponen su cuerpo y su espíritu al servicio de la danza.
Como fotógrafo de danza siempre tuve una sensación amarga al final de una representación.
La magia se esfumaba y solo quedaba un vago recuerdo fotográfico.
Y así, surgió la pregunta: ¿sería posible plasmar mediante fotografías el efímero espíritu de la danza?».